viernes, 24 de enero de 2014

TE LO DIJE





















No fue una buena idea volver a vernos,
te lo dije.
El tiempo-siempre benévolo-,
consiguió anestesiar
nuestras cobardes renuncias,
arrastrándolas, como apacibles aguas,
hasta nuestro presente.
Pero hoy,
el simple roce de tu piel
las ha convertido en
turbulentas y desbocadas
-como antaño-.
Te lo dije...
No fue una buena idea volver a vernos:
entre tú y yo
no hay sitio para la amistad.



Y NO PUDO SER



Y aquí estamos,
tú y yo,
exhaustos,
atragantados por el bocado que, 
sin apenas esfuerzo,
pensábamos devorar.
Pero…
no pudo ser.
Resultó demasiado grande
para nuestro apetito.
Y me preguntas:
¿Y ahora qué,
qué más nos queda por hacer?
Y sólo se me ocurre
dejar  que el mundo se lo coman otros…
Y empezar de nuevo.      

LA HABITACIÓN 315



Cuando  ella cerró la puerta,
recordó las veces que, abajo en la ciudad,
se habían cruzado sus miradas,
y cuánto había deseado estar juntos,
con suficiente tiempo para conocerse.
-Cosas del azar, había pensado entonces-.
Vencido,
se puso a buscar el adjetivo apropiado,
para un destino que durante tanto tiempo
había jugado con ellos…
y,  precisamente aquí,
para tratarle de su ya irremediable mal,
la traía, con el tiempo contado y
su impactante bata blanca, a su lecho,
en la habitación 315.
En la penumbra del desaliento,
encontró al fin la palabra adecuada:
¡Sádico!.


SE ACABÓ LA FUNCIÓN



Gracias a tí,
por fin sé de qué pasta estoy hecho y, la verdad,
hubiera preferido seguir ignorándolo,
en fin,
tarde o temprano tenía que caer el telón.
Así que, ahora que se han encendido las luces,
te propongo un trato:
¿Qué te parece si
representamos nuestros ensayados papeles,
en otros teatros y con otros públicos?…
Quizás tengamos aún futuro,
por separado.



RECETA DE VERANO



 Al borde del precipicio
como estaban,
se dispuso a repetir el menú
 que tanto saborearon aquel  pasado verano.
Llevaba cuidadosamente anotada
la receta:
-7 días entre olas.
-2 cucharillas de incertidumbre inicial.
-1 puñado de desvelos.
-1 kg., de besos tiernos.
-350 grs. de caricias de temporada.
-Sol, sal, y arena al gusto.
Mientras añadía una pizca
de ilusión renovada,
removió todos los ingredientes.
Pero…
no hubo manera.
Al final tuvo que admitirlo,
ni él ni ella tenían ya el mismo apetito.